Acabamos de terminar nuestro artículo justo en el Día Internacional de la Libertad Sexual... Este artículo es parte de un libro que se titula SIN PODER. Construyendo colectivamente la autogestión de la vida cotidiana y que está coordinado por Javier ENCINA y Ainhoa EZEIZA.
Hemos querido hacer una propuesta para salir del laberinto del género/sexo/sexualidad, os dejamos aquí algunos fragmentos y el enlace para la descarga por si os animáis a leerlo completo.
Para no perdernos en este laberinto, hemos ido haciendo un recorrido que nos ha ido abriendo hacia un horizonte sin caminos, al que hemos llegado no mediante el pensamiento, ni la frivolidad de saltarnos el sufrimiento de la vida, ni tampoco sus alegrías, sino a través de haceres, pensares y sentires que vamos encontrándonos al poner en relación nuestros cuerpos. Hemos partido de una visión descentrada desde la propiedad: la posesión, apropiación y objetización de la gente (‘Mi cuerpo NO es mío’) para repasar las diversas aportaciones sobre género/sexo/sexualidad que nos ayudan a comprender el laberinto en el que el Poder nos conduce y nos provoca para dejarnos conducir -conduit- (‘Saliendo del laberinto del género, sexo y sexualidad: Introducción’). Y en el andar comprendiéndolo, entrar con una serie de cuestiones con las que poder reflexionar sobre pensares/haceres/sentires que nos faciliten/dinamicen los procesos de encontrarnos con otros cuerpos, rompiendo así el sentido de la Propiedad (‘Saliendo del laberinto del género, sexo y sexualidad: Cuestiones a trabajar pensar/sentir/hacer al ir relacionándonos con otros cuerpos’).
Hemos querido hacer una propuesta para salir del laberinto del género/sexo/sexualidad, os dejamos aquí algunos fragmentos y el enlace para la descarga por si os animáis a leerlo completo.
Carteles en Magisterio de Donostia |
Para no perdernos en este laberinto, hemos ido haciendo un recorrido que nos ha ido abriendo hacia un horizonte sin caminos, al que hemos llegado no mediante el pensamiento, ni la frivolidad de saltarnos el sufrimiento de la vida, ni tampoco sus alegrías, sino a través de haceres, pensares y sentires que vamos encontrándonos al poner en relación nuestros cuerpos. Hemos partido de una visión descentrada desde la propiedad: la posesión, apropiación y objetización de la gente (‘Mi cuerpo NO es mío’) para repasar las diversas aportaciones sobre género/sexo/sexualidad que nos ayudan a comprender el laberinto en el que el Poder nos conduce y nos provoca para dejarnos conducir -conduit- (‘Saliendo del laberinto del género, sexo y sexualidad: Introducción’). Y en el andar comprendiéndolo, entrar con una serie de cuestiones con las que poder reflexionar sobre pensares/haceres/sentires que nos faciliten/dinamicen los procesos de encontrarnos con otros cuerpos, rompiendo así el sentido de la Propiedad (‘Saliendo del laberinto del género, sexo y sexualidad: Cuestiones a trabajar pensar/sentir/hacer al ir relacionándonos con otros cuerpos’).
“Nunca quise
ser dueña ni opresora (...)
libre siempre te dejé libre
si lo más que amo es la
libertad
para qué quererte encerrado
si jamás para mí fuiste una
propiedad”
Aceituna sin hueso
Trabajar desde los cuerpos en relación viene determinado por los
espacios y los tiempos y sus significaciones, por las formas de encontrarnos en
estos espacios y tiempos, lo que no tiene nada que ver con forzar dichos
encuentros o convocar para que la gente venga, recurriendo a divisiones
artificiales (hombres/mujeres/homosexuales/bisexuales/trans...). Debemos
defender las formas cotidianas de relacionarnos frente a los discursos
institucionales que plantean que toda participación ha de pasar por la
constitución de grupos formales, llámese asociaciones de mujeres, llámese
paridad en los cargos políticos, o como quiera llamarse. Mucha gente considera
que en lo cotidiano no se puede trabajar el género, porque no es explícito,
porque no hay discriminación positiva, ni siquiera el mainstreaming.
Pero lo cierto es que de esta manera se dinamizan los encuentros para provocar
procesos de ayuda mutua, nuevas relaciones, nuevas conversaciones, y también
poner en valor antiguas relaciones, antiguas conversaciones que pueden seguir
sirviendo en la actualidad.
Si queremos trabajar nuestros cuerpos en relación, no podemos
separarlo del desempoderamiento comunitario, educativo, lingüístico,
sanitario... ni del ilusionismo social. Si en todos estos ámbitos el
diagnóstico de la sociedad por parte de la mayoría de l@s expert@s es que el
problema está en las relaciones de Poder, no podemos solucionarlo con más
Poder, aunque estos nuevos poderes sean micro (empoderando al colectivo de
mujeres, empoderando al colectivo LGTB, empoderando al colectivo gitano,
empoderando al colectivo de indigentes...). Todo nos lleva a que la forma de
trabajar para salir de todos estos laberintos es el desempoderamiento, que en
este caso significa que las estructuras de poder no destruyan la diversidad
social y que esta diversidad, desde esa nueva posición, funcione con sus propios
ritmos, con sus propias conexiones, ayuda mutua, etc. Esto ya lo hemos vivido
en Pedrera, en Las Cabezas de San Juan, en Palomares del Río, en Olivares
(Sevilla), en Donostia (Euskadi), y en México. Quizá quienes lo cuentan con más
claridad son l@s zapatistas, que muestran que sin un trabajo específico de
Mujer, con la horizontalización y el trabajo colectivo, desaparece el manido
‘techo de cristal’ que solamente se puede sostener con estructuras de poder.
Por eso, jugar al Poder (que no es lo mismo que hacer una labor de portavocía
y/o dinamizadora de los cultivos sociales de una localidad) es jugar a la
opresión, a la discriminación y a la destrucción, por muy bondadosas que sean
las personas que ejercen ese poder.
“Quienes más han avanzado en los colectivos de
producción y comercio, son las compañeras. Hace unos años, fruto del trabajo
colectivo de la comandancia, comités e insurgent@s, (sí, también nosotr@s
trabajamos para producir y conseguir paga) se destinó una cantidad a cada
municipio autónomo para que las compañeras bases de apoyo lo trabajaran en
colectivo en lo que decidieran ellas.
Y resulta que salieron mejor administradoras que los
hombres, porque en un municipio las compañeras no solo levantaron un colectivo
de ganado con éxito, ahora está tan avanzado que ya están dando ‘al partir’ sus
vacas a otros pueblos con colectivos de mujeres (‘al partir’ le dicen l@s zapatistas
cuando lo obtenido se ‘parte’ a la mitad y esa mitad se le da a otra ‘parte’).
.- Igual ha ocurrido con las cooperativas de abarrotes:
ya están dando préstamo a otros colectivos de región o pueblos y hasta a
compañeras individuales.
(...) las mujeres zapatistas están avanzando más que
los hombres. O sea que no se está avanzando parejo. Cada vez queda menos de
aquel tiempo en que el hombre era el único que aportaba la paga para la casa.
Ahora en algunas zonas los colectivos de mujeres le dan trabajo a los hombres”
EZLN (2016).
¿Hasta dónde es posible en
las culturas populares la libertad de los cuerpos y de las personas?, ¿Hacia
dónde queremos caminar? Las culturas populares nos dan tregua con algunas
resistencias... mientras la institucional y la de masas se dirigen hacia el
otro extremo. En la perspectiva de Carlos Marx, la propiedad privada es la
principal fuente de poder social. Entonces, hablar de procesos de autogestión
colectiva de la vida cotidiana con las culturas populares desde la base de la
libertad es construir procesos de desempoderamiento a todos los niveles. En las culturas populares encontramos formas de resistencia a través
de los cuerpos frente a la propiedad y en defensa de la libertad colectiva (ej:
yamakasi, deporte sin consumir, lazos de solidaridad secretamente
compartidos…).
Los cuerpos en movimiento, de Lou Ros |
La apelación al nosotr@s
es la que intenta ser eliminada por la sociedad de consumo mediante la
simplificación, la manipulación y la personalización, buscando la
identificación de los individuos con los modelos de la cultura de masas donde
el nosotr@s (construido colectivamente) pasa a ser un yo socializado (utilizando la familia como catalizador), o sea un individuo que al mismo tiempo
que se siente único se reconoce (a través del consumo) como miembro de los no excluid@s socialmente. Es por
eliminar este nosotr@s por lo que la
tecnocracia abandona el discurso ideológico, y abandera el ideal
científico-técnico que promete como horizonte la liberación del individuo;
arropado por la cultura de masas que hace trascender lo cotidiano de forma
desestructurada y vertical. Frente a esto, cuando lo cotidiano trasciende a
través de sus propios cultivos sociales, y su forma de apropiación es
horizontal, nos encontramos con las culturas populares y sus formas
ambivalentes y descentradas de construcciones alternativas.
“Cuando dos cuerpos se buscan,
se hace la carne,
utopía,
cuando dos cuerpos
se encuentran,
se hace la carne,
alegría,
Cuando dos cuerpos
se abrazan,
se hace la carne,
anarquía,
Cuando dos cuerpos
se duermen,
se hace la carne,
vigía...
Créeme, créeme,
créeme...
aunque el amor sea
un espejo
y la pasión, flor
de un día”
Cuando dos cuerpos
Luis
Eduardo Aute. Alas y Balas, 2003
http://ilusionismosocial.org/pluginfile.php/1275/mod_resource/content/1/El%20cuerpo%20en%20relacion_Javier%20ENCINA%20y%20Ainhoa%20EZEIZA.pdf