Sesión 1: DESEMPODERAMIENTO COMUNITARIO
En la sociedad actual del consumismo y del individualismo se ha llegado a un convencimiento emocional que “rechaza” o ve mal el tema de los Cuidados. Hablar de que los seres humanos nos hemos de cuidar, ayudar y socorrer es visto como algo extraño a nuestra naturaleza humana. Es como decir: en el capitalismo el éxito es tuyo y el fracaso aún más. No has de pedir ayuda si te caes en la vida.
Así se rompe la interdependencia emocional y cognitiva entre las personas. “Saber pedir ayuda cuando se necesita va unido a la autonomía. En la vida sin ayuda mutua no somos nadie".
"Enseñar autonomía en relación a otros valores”. Una de las cuestiones que surgen en los ayuntamientos es el tema de la participación de la gente: “no hay manera de convencer a la gente. ¿Por dónde empezamos?”. Hay diferentes formas de comunicarse con la gente. Provocar los sentimientos y las inquietudes durante un tiempo y en unos o varios espacios requiere de variadas formas de comunicación entrelazadas con los distintos sentidos.
Lo importante es relacionarnos a través del aprendizaje de distintas formas (Escrita, Oral, Visual...). Aprender, mezclarnos y encontrándonos en un proceso no finalista sino más bien con el motivo, con la voluntad de estar junt@s, de conocernos, de saber quiénes somos para ir dando forma a espacios y tiempos de aprendizaje. “Ni acelerar lo que va lento ni desacelerar lo que va rápido, más bien ser conscientes de que hay que ir confluyendo los tiempos institucionales de gestión municipal administrativa con los tiempos vecinales de la vida cotidiana”.
Un ejemplo de Encuentro, de mezclarse la gente en el ir haciendo tiempos y espacios de convivencia es La Casa del Pumarejo (véase
video de Lolo y Toñi). El taller de costura como espacio de convivencia donde se ven los ritmos de los demás, donde se ha ido propiciando el encuentro de la diversidad de grupos. El taller, podríamos decir, es una excusa para encontrarnos, para vivir otra forma de relaciones humanas. El taller de costura se transforma en un espacio en argamasa, en un espacio de vida (ocio, educativo, habitacional…). Así la vida aparece en su complejidad y sin segmentaciones. La relación entre las diversas partes de forma dialéctica va dando forma a un todo donde lo importante, sin menospreciar la costura como una de sus partes, acaba siendo la ayuda mutua entre los grupos. La segmentación desaparece y nace la co-gestión del espacio y del tiempo cotidiano.
Sin embargo, desde las administraciones actuales de los ayuntamientos se mantiene una visión de la vida segmentada, es decir, partida es donde cada parte se ve aislada. Además, para más inri, los documentos administrativos son ilegibles para muchas vecinas y vecinos. El lenguaje de la administración impide el acercamiento con la vecindad. “El trato a la gente por ventanilla es pésimo”. Así la vida se despolitiza y se burocratiza. La burocratización es “el proceso histórico (que) nos ha dejado en un punto en que hablar de vivir es la actividad política más importante. Politización de la vida”. En las sociedades consumista “la oferta lúdica ha fracasado y entonces se recurre a lo básico, la gente vuelve a los actos religiosos” como una excusa para construir la identidad del pueblo, encontrase con la gente y realizar actividades manuales.
La Iglesia ha sabido, durante años, apropiarse de lo que hacía la gente y le ha dado a ese hacer cotidiano un sentido religioso. Sin embargo, en esta mezcla entre Iglesia y gente cotidiana surge una dualidad: por una parte está la gente religiosa que concibe la religión como una creencia al culto y a las imágenes, y por otra parte la gente descreída (no cree en el culto ni las imágenes) que van a encontrarse o a “echar el rato" con la vecindad del pueblo. “Diferencia entre la institución religiosa (misa) y la gente que la componen. No podemos negar que (esta mezcla) forma parte de nuestra vida diaria. El problema no es el contenido; sino las formas de relaciones verticales que se establecen (en dicha mezcla)”, es decir, ¿ha sido elegido democráticamente el Hermano Mayor de la hermandad?
Podemos apuntar que las alegrías son diversas, múltiples, miles. Es un término que se puede disfrutar en plural, sin embargo la felicidad solo es una, si hay felicidades son solo aquellas que te desean otras personas, en una fórmula de cortesía cada vez más carente de significado. Asimismo, podemos establecer una correspondencia entre alegría, camino, proceso (frente a felicidad: meta, fin, resultado) en procesos de aprendizaje colectivo: si lo importante es el proceso bien vale que vayamos disfrutando de las alegrías. El fin es un continuo caminar juntos,
pequeño saltamontes...
PARA PROFUNDIZAR:
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Sesión 2: NECESIDADES Y SATISFACTORES
La sociedad de consumo trata de crear “necesidades” y confundirnos.
Las necesidades humanas, son más o menos, las mismas (Max-Neff): subsistencia, protección, afecto, participación, entendimiento, creación, identificación, libertad... lo que cambia es la forma de satisfacerlas (satisfactores), las formas de cubrir esas necesidades.
Aunque lo más es que tanto las instituciones democráticas como los partidos de izquierda “revolucionarios” confunden necesidades con satisfactores, lo cual es un problema en la toma de la conciencia “revolucionaria”; ya que dichos partidos caen en el marco ideológico de la sociedad de consumo sin realizar debates sobre dicha organización social. Así, sin el ejercicio de debates sobre las consecuencias del consumismo en la vida cotidiana, se han ido mermando las capacidades humanas que nos ayudaban a diferenciar entre Necesidad y Satisfactor. La sociedad de consumo ha creado una atmósfera publicitaria televisiva desde la que llega a hacernos creer que lo que nos quieren vender son Necesidades Humanas. Por ejemplo la ropa, los I-Phone... ¿qué nos están vendiendo: una necesidad humana o una forma de ser, una identificación, un estatus social…? Esto lo hace para eliminar el debate y nosotr@s colectivamente hemos aceptado esta eliminación porque de este modo una necesidad no se puede ni construir ni debatir (ya que esta es la forma de satisfacer una necesidad). En este sentido, es importante “comprender que hay cosas que nos ayudan a desarrollarnos como seres humanos (necesidades) y otras cosa que nos ayudan a lograr esas cosas (satisfactores). Hay que debatir cuál de las necesidades satisfacemos y cómo”.
La importancia para dicho debate, que incluye el concepto de
decrecimiento entrelazado con el tema de los cuidados y de las
culturas populares, es: ¿hemos de buscar la perfección, las necesidades de perfección como indicativo de la máxima felicidad o debemos atender necesidades de cuidarnos en el disfrute con los demás en compañía mutua?
La felicidad es del Ser, por ejemplo ser feliz, donde la gente busca la perfección a base de consumir y consumir, olvidando el valor humano de la alegría. En la sociedad de consumo se sublima la felicidad y se cosifica.
Búsqueda incesante de la felicidad. Sin embargo, la alegría es del Estar. Es decir, estoy alegre porque estoy con l@s demás, lo comparto, lo construyo colectivamente en los espacios y tiempos cotidianos. En la vida cotidiana, hemos de diferenciar entre confianza y seguridad; la confianza “se construye con el tiempo, se va haciendo en el ritmo de la vida cotidiana, el estar (allí) nos lleva a la cuestión: ¿qué hacemos junt@s? ¿qué caminos construimos?”
Por otro lado, la seguridad es un sistema binario 0-1 y “exige el camino seguro”. Lo importante en las construcciones colectivas es evitar la sospecha para ganar en confianza. De esta manera podemos construirlo nosotr@s. Organizarnos y hacerlo como en los ejemplos del
Pasacalles de los reyes magos del barrio de San Diego (Sevilla); del malogrado carnaval de la Alameda (Sevilla); de la autogestión de empresas como
Bauen (Argentina) y
La Verde (Villamartín, Cádiz); de los presupuestos participativos como democratizadores de la administración pública y dinamizadores de la autogestión vecinal como en
Las Cabezas de San Juan (Sevilla).
El Poder conduce y nos dejamos conducir; por ello, es mas fácil hacer dejación de poder en los ámbitos que no nos atañen directamente. En los entornos en los que solemos movernos y tenemos responsabilidad tendemos a ser poco flexibles, a mantener el control, nos da miedo ceder, cambiar.
Lo difícil que es perder poder en el mundo activista, en casa, en el trabajo. ¿Caerá todo si me aparto??¿quién tomará las riendas? ¿Desaparecerá lo que hemos creado? Y son estos miedos los que nos impiden caminar junt@s, acercarnos y dejar que se acerque gente, sensaciones, aprendizajes, sentires... La vida no se planea, surge, no se decide por mayoría, La Vida pasa... Tutelamos y, queriendo o sin querer, nos convertimos en vanguardia en una huida hacia adelante, dejando en el camino a bastantes invisibles...
En otros ámbitos, bajar el ritmo se relaciona con la eficiencia, los ritmos más pausados de trabajo, y su ergonomía aumenta la rentabilidad económica y el capital social de la empresa. Las economías colaborativas están en auge, el decrecimiento parece la opción y la única oportunidad de salvar y salvarse de este loco mundo... aunque el Mercado sabe cómo aprovechar estas "nuevas" tendencias basadas en sistemas de ayuda mutua y ahorro y las fagocita como nuevos productos tipo
spotify,
bla bla car,
ing direct... productos
fresh, que respetan el contenido, convirtiendo las formas de relación en eslóganes y nuevos productos de consumo, intentando destruir así las formas de relación horizontales y ambivalentes que se desprenden del decrecimiento.
Igualmente,
la cuestión del género se destransversaliza y se convierte en nicho de empoderamiento, creando frustraciones que se transfieren en función de metas excesivas y espectaculares, despreciando los logros cotidianos.
El éxito no es el triunfo, es la vida. La vida pasa... Y nos haremos viejos...
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Caos creativo y complejidad