Ya puedes encontrarte en alguna esquina, o a la sombra de algún árbol con el libro SIN PODER. Construyendo colectivamente la autogestión de la vida cotidiana. coordinado por Javier Encina y Ainhoa Ezeiza.
Vamos a ir dando algunas pinceladas de los artículos que componen este libro.
Información sobre el libro http://desempoderamiento.blogspot.com.es/2017/03/sin-poder-primer-libro-de-la-tetralogia.html
Doce preguntas sobre el decrecimiento.
Carlos Taibo
1. En el momento presente, ¿es inequívocamente saludable el
crecimiento económico?
La visión dominante en las sociedades opulentas sugiere que el
crecimiento económico es la panacea que resuelve todos los males. A
su amparo --se nos dice-- la cohesión social se asienta, los
servicios públicos se mantienen, y el desempleo y la desigualdad no
ganan terreno.
Sobran las razones para recelar, sin embargo, de todo lo anterior. El
crecimiento económico no genera --o no genera necesariamente--
cohesión social, provoca agresiones medioambientales en muchos casos
irreversibles, propicia el agotamiento de recursos escasos que no
estarán a disposición de las generaciones venideras y, en fin,
permite el asentamiento de un modo de vida esclavo que invita a
pensar que seremos más felices cuantas más horas trabajemos, más
dinero ganemos y, sobre todo, más bienes acertemos a consumir.
Frente a esto se impone la certeza de que, dejado atrás un nivel
elemental de consumo, el acrecentamiento irracional de este último
es antes un indicador de infelicidad que una muestra de lo contrario.
Es razonable adelantar, por lo demás, que la crisis general por la
que atravesamos está llamada a permitir que la conciencia en lo que
respecta a estos sinsentidos se asiente en una parte significada de
la ciudadanía.
2. ¿Cuáles son los pilares en los que se asientan los sinsentidos
del crecimiento?
Son tres los pilares en los que se sustenta tanta irracionalidad. El
primero es la publicidad, que nos obliga a comprar lo que no
necesitamos y, llegado el caso, exige que adquirimos, incluso, lo que
nos repugna. El segundo es el crédito, que históricamente ha
permitido allegar el dinero que permitía preservar el consumo aun en
ausencia de recursos. El tercero es la caducidad de los bienes
producidos, claramente programados para que en un período de tiempo
breve dejen de funcionar, de tal suerte que nos veamos en la
obligación de comprar otros nuevos. Por detrás de todo ello
despunta, en palabras de Z. Bauman, la certeza de que "una
sociedad de consumo sólo puede ser una sociedad de exceso y
prodigalidad y, por ende, de redundancia y despilfarro".
Las otras preguntas:
3. ¿Debemos fiarnos de los indicadores económicos que hoy
empleamos?
4. ¿No son muchas las razones para contestar el progreso, más
aparente que real, que han protagonizado nuestras sociedades durante
decenios?
5. ¿Por qué hay que decrecer?
6. ¿Cuál es la actitud que ante lo anterior exhiben nuestros
dirigentes políticos?
7. ¿Basta, sin más, con reducir determinadas actividades
económicas?
8. Esos valores, ¿son realmente ajenos a la organización de las
sociedades humanas?
9. ¿Qué supondría el decrecimiento en las sociedades opulentas?
10. ¿Es el decrecimiento un proyecto que augura, sin más, la
infelicidad a los seres humanos?
11. ¿Qué argumentos se han formulado para cuestionar la idoneidad
del decrecimiento?
12. ¿También deben decrecer los países pobres?
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