miércoles, 8 de abril de 2015

CONFIANZA: la visión de Ivan Illich


La Confianza es uno de los pilares del desempoderamiento...

Para comprender el desempoderamiento tendríamos que visualizarlo asentado sobre ocho pilares, que tienen que guardar un equilibrio, aunque sea inestable a lo largo del proceso, aunque en cada momento puede haber predominancias, que hay que equilibrar...


La confianza es tanto del pensar, del sentir, como del hacer y se trata de una decisión: el tener una apertura con la que poder empezar a construir colectivamente. La confianza depende de esa apertura que nos facilite un aprendizaje que posibilite el depender del otr@, en pugna con una sociedad que nos empuja a la competencia; así nos lo cuenta Ivan ILLICH (2006:387-388): “Sin embargo, la transición del presente estado de cosas a un modo de producción convivencial amenazará a mucha gente, incluso en sus posibilidades de sobrevivir. En opinión del hombre industrializado, los primeros en sufrir y morir, a consecuencia de los límites impuestos a la industria, serían los pobres.

(…) La transición pues a una sociedad convivencial irá acompañada de extremos sufrimientos: hambre para algunos, pánico para otros. (...) Exige una renuncia general a la sobrepoblación, a la sobreabundancia y al superpoder, ya se trate de individuos o de grupos. Esto redunda en renunciar a la ilusión que sustituye la preocupación por lo prójimo, es decir del más próximo, por la insoportable pretensión de organizar la vida en las antípodas. Esto implica renunciar al poder, en servicio tanto de los demás como de sí mismo. La supervivencia dentro de la equidad no será producto de una clase de los burócratas, ni efecto de un cálculo de los tecnócratas. Será resultado del idealismo de los humildes. La convivencialidad no tiene precio, pero se debe saber muy bien lo que costará desprenderse del modelo actual. El hombre reencontrará la alegría de la sobriedad y de la austeridad, reaprendiendo a depender del otro, en vez de convertirse en esclavo de la energía y de la burocracia todopoderosa (...).



Los hombres disponen de la capacidad innata de cuidarse, reconfortarse, desplazarse, adquirir conocimientos, construir sus moradas y enterrar a sus muertos. Cada uno de estos poderes responde a una necesidad. Los medios para satisfacer estas necesidades no faltan: mientras los hombres sigan dependiendo de lo que puedan hacer por y para sí mismos, el recurso a los profesionales será marginal. Estas actividades tienen un valor de uso y no han sido afectadas por el valor de cambio. Su ejercicio no se considera un trabajo”.







Para seguir leyendo ese gran libro que es La Convivencialidad

martes, 7 de abril de 2015

CONFIANZA: la visión de Gérard Marandon

La Confianza es uno de los pilares del desempoderamiento...

Para comprender el desempoderamiento tendríamos que visualizarlo asentado sobre ocho pilares, que tienen que guardar un equilibrio, aunque sea inestable a lo largo del proceso, aunque en cada momento puede haber predominancias, que hay que equilibrar...

Como nos dice Gérard MARANDON:

 “[La confianza se define por] la capacidad de componer con esta complejidad (…). Entre las competencias psicosociales de base que [potencia la confianza] nos quedaremos con las siguientes: 


– la capacidad de reducir la ansiedad y la incertidumbre (Gudykunst, 1993; 1995; 1996);
– la vigilancia mental –mindfulness– (Hanh, 1976; Langer, 1989) o “la aptitud de gestionar cognitivamente sus afectos” que Gudykunst (1993; 1995) considera como condición psicológica común de la reducción de la ansiedad y la incertidumbre;
– aptitud para iniciar y gestionar las relaciones (Cui & Van den Berg, 1991; Hammer et al., 1978);
– el acento sobre la relación en contraposición con la tarea (Ruben, 1976);
– la creatividad (Dodd, 1995, 233)”





“La confianza, ya lo hemos visto, es necesaria en los intercambios cotidianos, (...) pero es primordial en las situaciones interculturales [o multiculturales], debido a su complejidad (…).

Por lo que respecta a las propiedades de la confianza, ésta es, en primer lugar, un recurso moral neguentrópico (Powell, 1996:52). Como dice Hirschman (citado por Lewicki & Bunker, 1996:126), “la confianza es un recurso extraño, un recurso que aumenta con el uso en vez de disminuir”. Por otro lado, la confianza es un recurso autogenerativo (Creed & Miles, 1996:18) y progresivamente acumulativo que “se establece lentamente y de manera continua, a medida que crecen los niveles de la fuerza relacional” (Burt & Knez, 1996:83). En efecto, lo propio de la confianza sin ser escogida ni establecida definitivamente, se desarrolla “a través de las transacciones y mientras se desarrollan las relaciones interpersonales” (Creed & Miles, 1996:23; Powell, 1996:63). Finalmente, los estudios que comparan los procesos relativos a la confianza y la desconfianza demuestran que la confianza puede o bien degradarse o pararse de una manera brusca (Lewicki & Bunker, 1996:126). En cambio, no podríamos decir lo mismo de la desconfianza, que por naturaleza es más dramáticamente “catastrófica” (Tyler & Kramer, 1996:7), en el sentido que puede aumentar bruscamente, en el caso de relaciones particularmente débiles (Burt & Knez, 1996: 83).

Se pueden distinguir tres etapas en la elaboración de la confianza (Lewicki & Bunker, 1996:119-124; Sheppard & Tuchinsky, 1996:144-145). La confianza basada en el cálculo y la disuasión, en primer lugar, remite a una concepción pragmática de los intercambios humanos. En esta primera etapa, la confianza se da a alguien en función de las sanciones potenciales directas o indirectas (reputación), más que recompensas negociadas.

La segunda etapa, la de la confianza basada en el conocimiento, consiste en recabar información sobre el otro a fin de conocerlo suficientemente bien para poder anticiparse a sus comportamientos y hacer predicciones sobre su fiabilidad. Estas informaciones se recogen para terceras personas, pero también directamente para el mismo interesado. A medida que las interacciones se repiten para mejorar la comprensión del otro, la relación pasa a ser cada vez más estrecha y la confianza aumenta.


Finalmente, la tercera etapa en la elaboración de la confianza está basada en la identificación con los deseos y las intenciones del otro, de manera que se desarrolla una comprensión mutua entre las partes presenciales. En esta fase, el grado de confianza es tal que cada uno puede contar incondicionalmente con el otro y encomendarlo para defender sus intereses o endosar responsabilidades que le incumben, sin estimar necesario controlarlo (…).

Esta confianza mutua tiene dos componentes (Kipnis, 1996:40): la confianza acordada y la confianza recibida. (...) Es verdaderamente una empresa con riesgos compartidos. La confianza mutua, que incluye, sobrepasándolas, las dos primeras fases –cálculo e información sobre el otro– es el grado más elaborado de la confianza y constituye el fundamento de la cooperación (Mishra, 1996: 265), es decir, relaciones interdependientes que giran hacia los objetivos y los intereses comunes. Existe, de hecho, una estrecha relación entre confianza mutua y cooperación, sea horizontal (entre iguales) o vertical (como en la delegación de poderes [Lunacek, 1994])”. 

Más allá de la empatía, hay que cultivar la confianza: Claves para el reencuentro intercultural. Gérard MARANDON


lunes, 6 de abril de 2015

LA CONFIANZA: la visión de Agustín Garcia Calvo

La Confianza es uno de los pilares del desempoderamiento...

Para comprender el desempoderamiento tendríamos que visualizarlo asentado sobre ocho pilares, que tienen que guardar un equilibrio, aunque sea inestable a lo largo del proceso, aunque en cada momento puede haber predominancias, que hay que equilibrar...

Como nos dice Agustín GARCIA CALVO, el Estado y el Mercado dominantes nos dan su Seguridad y nos ofrecen su Futuro (donde nos hacen caer en la conduit) cuando aceptamos al Hombre: ese que pisó la Luna, ese que se crea con la Sociedad del Bienestar y que pertenece al dominio de los Señores y de la Cultura, y que luego se fue democratizando con la Mujer y la Infancia; esa misma Seguridad que nos promete el Desarrollo, siempre que nos dejemos conducir hacia el Futuro. Lo que nos provoca una merma en nuestra confianza.



La Seguridad del Poder, del Hombre, de la Mujer, de la Infancia frente a la confianza de la gente (como pilar del desempoderamiento). La confianza es tanto del pensar, del sentir, como del hacer y se trata de una decisión: el tener una apertura con la que poder empezar a construir colectivamente. La confianza depende de esa apertura que nos facilite un aprendizaje que posibilite el depender del otr@, en pugna con una sociedad que nos empuja a la competencia.

Para profundizar http://ilusionismosocial.org/mod/resource/view.php?id=707

sábado, 4 de abril de 2015

CONSTRUCCIÓN COLECTIVA: nuestra visión

La Construcción colectiva es uno de los pilares del desempoderamiento...

Para comprender el desempoderamiento tendríamos que visualizarlo asentado sobre ocho pilares, que tienen que guardar un equilibrio, aunque sea inestable a lo largo del proceso, aunque en cada momento puede haber predominancias, que hay que equilibrar... 

No somos seres aislados, vivimos en relación con los demás y continuamente cambiamos nuestra forma de estar y nuestras ideas o construimos nuevas ideas porque nos estamos continuamente relacionando.

El sistema educativo nos ha marcado el pensar como la actividad más importante (somos recipientes vacios que nos tienen que llenar: educación bancaria, no tenemos nada que aportar sólo ser receptivos al pensamiento docente) y socialmente reproducimos esta forma de relación vertical al reforzar las actividades que se derivan del pensar (dejando a un lado el hacer y el sentir); lo que facilita la conduit.

Pero para la construcción colectiva son necesarias en igual manera las actividades derivadas del pensar, del sentir y del hacer y son necesarias sin marcar a priori cual es primera y cual después, la situación (la mediación de la experiencia del mundo) es la que nos marca cómo va saliendo cada actividad, todas son igual de importantes, porque la unión de todas es la que posibilita la construcción colectiva: el poder hacer/sentir/pensar con las personas en espacios y tiempos cotidianos.

La apelación al nosotr@s es la que intenta ser eliminada por la sociedad de consumo mediante la simplificación, la manipulación y la personalización, buscando la identificación de los individuos con los modelos de la cultura de masas donde el nosotr@s (construido colectivamente) pasa a ser un yo socializado (utilizando la familia como catalizador), o sea un individuo que al mismo tiempo que se siente único se reconoce (a través del consumo) como miembro de los no excluid@s socialmente. Es por eliminar este nosotr@s por lo que la tecnocracia abandona el discurso ideológico, y abandera el ideal científico-técnico que promete como horizonte la liberación del individuo; arropado por la cultura de masas que hace trascender lo cotidiano de forma desestructurada y vertical. Frente a esto, cuando lo cotidiano trasciende a través de sus propios cultivos sociales, y su forma de apropiación es horizontal, nos encontramos con las culturas populares y sus formas ambivalentes y descentradas de construcciones alternativas.


Una construcción colectiva no se sabe a priori, sino  que es una forma de hacer que posibilita que todo el mundo aporte lo que lleva y lo que crea en interacción con las demás personas. No depende del número de personas que participe, sino de que no haya sujetos y espectadores; que no sea un espectáculo sino algo vivido por todas las personas, cada una a su manera y con sus habilidades.

Estamos hablando de una forma de hacer que no sea integrista, que no sea rígida, que esté abierta a la influencia del propio proceso, que se vaya enriqueciendo y creciendo con el desarrollo de las propias experiencias, una forma de hacer mestiza... que no preconfigure la realidad, sino que sea un instrumento en manos de la gente para la reproducción ampliada de las formas de vida cotidiana.

No se puede hablar de objetivos a priori, si queremos trabajar la construcción colectiva porque lo que hacemos es que antes de trabajar con la gente, ya diseña que es lo que hay que conseguir en el proceso, entonces la gente se convierte en mera excusa para conseguir los objetivos a priori (diseñados por una vanguardia). “No se puede predecir el surgimiento de lo nuevo, de lo contrario no sería nuevo. No se puede conocer la aparición de una creación por anticipado, pues entonces no habría creación”. E. MORIN (2001:97-98).

Cuando ocurre una construcción colectiva toda la gente sabe que se ha vivido y genera  nuevos sentires, haceres y pensares colectivos; pero también individuales que se pueden transferir cuando estemos en otros grupos o con el mismo grupo en otro momento.

La construcción colectiva rompe con la sociedad individualista y meritocrática, hace que aprendamos a confiar en las personas de alrededor, que aportes lo tuyo a algo que es de tod@s y que nos apropiemos de las aportaciones de las demás personas, siendo más difícil dibujar nuestras fronteras, nos fundimos y nos perdemos un poco en/con la demás personas.

jueves, 2 de abril de 2015

LA APUESTA DIRECTA, con nuestro artículo sobre el desempoderamiento

Aquí os dejo este interesante libro en el que participamos con un artículo sobre el desempoderamiento.... En este enlace tenéis una versión ampliada de nuestro artículo https://ilusionismosocial.org/mod/resource/view.php?id=619

Se propone como «facilitador», herramienta de aproximación, una de las actividades libertarias que, al calor de las derivas «democráticas» en curso, están esforzándose de dibujar mapas de lo que acontece, asumien­do que se trata de una apuesta por entero sujeta a discusión y a error. Las contribuciones de diferentes colectivos e individualidades a esta reflexión común, más que elaborar un pacto de consenso de las organizaciones sociales para frenar la devastación capitalista, intentan proporcionar diagnósticos rigurosos para hacer visibles los mecanismos ocultos, y no sólo los obvios (injusticia, crueldad, desigualdad…) de la dominación. Su urgencia procede de una actitud militante y abierta, que no deja de plantearse cómo experimentar y extender las prácticas de autoorganización y autogestión fuera de las dimensiones actuales de la política representativa e institucional en el escenario que se está gestando.

El propósito es de reformular el anarquismo en el marco de la época actual, un anarquismo dispuesto a ponerse en discusión, que sabe dirigir hacia sí mismo la más exigente de las miradas críticas, al tiempo que está plenamente consciente de su poderosa presencia en la imaginación y en las luchas de amplísimos estratos de población que anhela una sociedad radicalmente distinta. Un pensamiento libertario en continua formación, en evolución con la realidad social y cultural, capaz de enriquecerse y de modificarse en contacto con el mundo en el cual se inserta, a través de las experiencias que desarrolla, gracias a las luchas en las que participa y a los conocimientos que absorbe y elabora.

«Lo menos que cabe exigir de una propuesta que merezca nuestra atención y apoyo es que rehúya ese mezquino realismo que huele por todas partes a defensa obscena, a menudo vergonzante, de la miseria existente. Frente a ese mezquino realismo no podemos hacer otra cosa que recordar que quienes creemos en la autoorganización, en la autogestión y en la autonomía estamos aquí, y que no somos pocos» Carlos Taibo

Contribuciones de: Juantxo Estebaranz, Octavio Alberola, Carlos Taibo, José Luis Carretero Miramar, Grupo de Reflexión para la Autonomía, Cul de Sac, José María Olaizola, Javier Encina y María Ángeles Ávila, Rafael Cid, Carles Sánchez y Socorro Pérez, Alfonso Álvarez y Paco, Federación de Estudiantes Libertarios. Epílogo de Mario Domínguez.

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