domingo, 14 de enero de 2018

Sobre desempoderamiento y desempoderamiento educativo, por Saioa ZAFRA

Os dejamos este texto escrito por Saioa ZAFRA, estudiante de 1º curso del Grado de Educación Primaria de la Facultad de Educación, Filosofía y Antropología (Universidad del País Vasco UPV/EHU, Donostia), donde cuenta el trabajo que hemos hecho sobre los pilares del desempoderamiento, partiendo del pilar de la ALEGRÍA hacia la construcción colectiva del concepto de DESEMPODERAMIENTO.

En clase hemos utilizado nuestro libro SIN PODER como textos de trabajo, reflexión y análisis.

¡Muchas gracias, Saioa, por sintetizar vuestras vivencias y compartir aquí tu trabajo!


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El desempoderamiento educativo no es un método para conseguir que los niños aprendan de una manera mejor o más sencilla los contenidos que se dan en la escuela. El desempoderamiento educativo no tiene formas establecidas, esto quiere decir que no hay una guía educativa de cómo y qué deben aprender los niños porque cada uno es diferente, y por lo tanto, en cada curso, cada grupo de niños será diferente.

Si programamos las clases, damos por hecho que todo el mundo aprende de la misma manera, por lo tanto, el desempoderamiento trata de conocer al alumnado y enseñar contenidos diferentes y de manera diferente según los intereses y el tipo de persona que sean. Por otro lado, no podemos comparar el desempoderamiento con la escuela inclusiva, en la cual nos enseñan a formar parte de una sociedad, haciéndonos ver a cada uno cuál es nuestro lugar en ella. De esta manera, hacen que cada uno tenga un rol, cada uno sabe de que manera debe comportarse en cada lugar y con cada persona, viendo esto como lo normal y no deja espacio para imaginar otro tipo de sociedad.

Nosotros, estudiantes de magisterio, hemos estado trabajando el desempoderamiento en clase. Para ello nos pusimos en 6 grupos de trabajo, y cada grupo trabajó con un pilar del desempoderamiento (la alegría, la confianza, los cuidados, el decrecimiento, la construcción colectiva y la esperanza). De esta manera, trabajamos tanto el desempoderamiento educativo como cualquier otro tipo de desempoderamiento con el que podamos encontrarnos en cualquier ámbito. A pesar de que cada grupo tenía su contenido para desarrollar, en varias ocasiones nos juntamos con otros grupos para compartir nuestras ideas e incluso dos grupos decidieron hacer juntos su trabajo para así complementarse mutuamente.

Teníamos que hacer que el resto de los grupos comprendiera nuestro concepto pero de una manera en la que no perdieran el interés, una manera entretenida y al mismo tiempo eficaz para aprender y transmitir conceptos. Nunca antes habíamos hecho algo así, hasta ahora siempre nos habían dado una serie de pautas a seguir para poder hacer bien un trabajo, y por esta misma razón nos sentimos inseguros al principio. No pensábamos que fuéramos a sacar nada de provecho. A lo mejor porque siempre nos han enseñado a pensar que un alumno no puede hacer nada mejor que un profesor. Hemos aprendido que él es quien tiene experiencia y más conocimientos, y por lo tanto seguir sus pautas quiere decir hacerlo bien, y hacerlo de otra manera quiere decir hacerlo mal. Esta vez lo único que teníamos era un concepto, esa era nuestra base, pero al mismo tiempo teníamos completa libertad para hacer el trabajo como quisiéramos y al no tener ninguna norma nos sentimos un tanto perdidos.

Nos costó hacernos a la idea y empezar a trabajar de esta manera, pero en un par de clases comenzamos a darle un poco de forma a nuestro proyecto. En nuestro caso, el concepto que nos había tocado era la alegría. Al empezar a pensar cómo podíamos explicar al resto de nuestros compañeros qué era la alegría, nos dimos cuenta de que era muy fácil confundir la alegría con la felicidad. En primer lugar, decidimos informarnos y así pudimos darnos cuenta de la diferencia más evidente. En nuestro día a día vivimos muchos momentos que nos producen alegría, y además, esta alegría puede ser compartida, es decir, puede ser individual o colectiva. Así pudimos darnos cuenta de que la alegría es un sentimiento momentáneo, la felicidad, en cambio, se asocia con objetivos cumplidos, así que sentirse feliz o infeliz puede depender de las metas que tenga cada uno en la vida. Vimos la diferencia de estos dos conceptos sobre todo al darnos cuenta de que tanto las personas que se sienten felices como las que no, viven momentos de alegría en su día a día.

Partiendo de este punto, decidimos hablar con el grupo que estaba trabajando con el concepto de la confianza. Al explicarles las ideas que teníamos acerca de nuestro concepto, pudimos darnos cuenta de la gran relación que tienen la alegría y la confianza. Como he mencionado anteriormente, la alegría puede ser compartida, y esto hace que las relaciones de confianza aumenten. Cuando una relación es de confianza resulta muy fácil compartir nuestra alegría con los demás, y esto hace que podamos sentirnos más libres. Así relacionamos estos dos conceptos con la libertad. Cuando no hay confianza en un grupo es fácil por el carácter de cada uno de los componentes del grupo, que unos de alguna manera se impongan ante los demás y otros no expresen su opinión y simplemente acepten lo que dicen los demás. En cambio, cuando hay confianza en un grupo, es difícil que exista el liderazgo porque todos se sienten bien, en confianza, como para dar su opinión y escuchar al resto de los integrantes del grupo.

A la hora de exponer nuestro proyecto decidimos hacer un juego con toda la clase, con este juego fuimos creando dos murales, en uno pusimos palabras de momentos, objetos… que nos producían alegría y en el otro en cambio las que no. Fue un rato muy agradable para todos y de esta manera pudimos trabajar el concepto de la alegría, a la vez que experimentábamos  este mismo sentimiento.

Para el grupo de cuidados no resultó fácil compartir sus ideas con el grupo de libertad, ya que cuando hablamos de cuidados muchas veces pensamos en la familia, en el cuidado que les dan los padres a sus hijos. No es fácil darse cuenta, pero después de que el grupo de confianza hubiera trabajado tanto con su concepto, pudieron darse cuenta de que en una relación de padres e hijos la relación, en la mayoría de los casos, no es de persona a persona, sino desde el rol de padre y el rol de hijo. No esperamos que nuestros padres nos ayuden por quienes son, sino porque son nuestros padres. De esta manera pudimos ver que existen dos tipos de relaciones: las relaciones verticales (padre e hijo, profesor y alumno…) y las relaciones horizontales (entre amigos…). Debatiendo sobre qué tipo de relaciones eran las relaciones entre amigos fue como el grupo de decrecimiento empezó a entender y a darle un poco de forma a su concepto. Ellos nos explicaron que el decrecimiento trata de deshacernos de aquellas cosas materiales que no nos hacen falta, de darnos cuenta de la gran importancia que les damos a algunas cosas cuando en realidad no la tienen. En las relaciones entre amigos pocas veces hacemos un plan que no cueste dinero, en mi caso, lo normal es que vayamos a la terraza de un bar a tomar algo, si es que no vamos a mirar tiendas o al cine. Es cierto que con esta tipo de planes conseguimos pasar un rato agradable con nuestros amigos, pero, ¿qué pasa si alguien no tiene dinero para irse a cenar el fin de semana, por ejemplo? en ese caso esa persona no iría a la cena con sus amigos, y eso quiere decir que ponemos por delante el consumir, el sentirnos bien con cosas materiales, antes que las relaciones con otras personas. Así vimos que el plan entonces podría ser ir a dar un paseo, sentarse a hablar en un banco… cualquier plan en el que lo que de verdad importe solo sea quienes están y no qué están haciendo.

Las relaciones entre las personas están muy relacionadas con la construcción colectiva. Al principio, la mayoría pensábamos que la construcción colectiva trataba únicamente de hacer algo entre varias personas pero luego nos dimos cuenta de que había varias formas de hacer esto, y no todas forman parte de la construcción colectiva. A la hora de hacer un trabajo en grupo, si cada uno hace una parte de ese trabajo y después lo unen, serán trabajos individuales, pero no construcción colectiva. Para ello, deberían de hablar entre todos los participantes del grupo, dar cada uno su opinión, sus ideas, aunque no resulte fácil por la falta de confianza que pueda haber, y a esas ideas ir sumándoles más ideas de otras personas y de ésta manera construir colectivamente.

Para hacer estos trabajos, todos hablamos con todos para ayudarnos entre nosotros, algo que nunca antes habíamos hecho. Esto nos hizo tener esperanza en nosotros, en nuestros compañeros, en que podíamos hacerlo bien. La verdad es que no me hubiera imaginado nunca antes poder hacer tan bien un trabajo, utilizando tanto tiempo para ayudar a otros grupos, para darles nuestras ideas y nuestras opiniones. Pero al hacerlo, vimos que al igual que nosotros lo hacíamos, toda la clase y todos los grupos lo hacían, por lo tanto, aunque un grupo fuera de cuatro personas, en cada trabajo había ideas de muchas más personas y esto hizo que hubiera resultados muy buenos.


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