Ya puedes encontrarte en alguna esquina, o a la sombra de algún árbol con el libro SIN PODER. Construyendo colectivamente la autogestión de la vida cotidiana. coordinado por Javier Encina y Ainhoa Ezeiza.
Vamos a ir dando algunas pinceladas de los artículos que componen este libro.
Información sobre el libro http://desempoderamiento.blogspot.com.es/2017/03/sin-poder-primer-libro-de-la-tetralogia.html
El
desempoderamiento. Viviendo la construcción de un nuevo mundo sin
poder. Javier
ENCINA y Mª Ángeles ÁVILA
Nuestro trabajo es
en procesos donde potenciamos/dinamizamos/provocamos la autogestión
de la vida cotidiana, y cuando vemos que las cosas ya pueden marchar
por sí solas nos vamos para no crear dependencia con respecto a
nosotr@s. Trabajamos la construcción colectiva de los satisfactores,
o sea cómo la gente satisface sus necesidades, en esos momentos no
nos da tiempo de escribir, inventamos o readaptamos herramientas para
poder trabajar los problemas y soluciones, que van surgiendo durante
el proceso. El proceso de escritura lo hacemos después, la mayoría
de las veces como autoaprendizaje, pero también como transferencia a
otros procesos o para trabajar temas de formacción... y de todos
estos caminos andados y desandados nace esta reflexión.
El Poder sería un
conglomerado de mediaciones sociales consentidas y compradas. Las
mediaciones sociales impuestas, como veremos más adelante, no
estarían dentro de las lógicas del poder sino de lo establecido, de
lo que se cree inevitable.
El Poder (Estado y
Mercado dominantes y Patriarcado) necesita de nuestro movimiento, de
nuestro enfrentamiento, de nuestros saberes, de nuestra creatividad;
para aprender y provocar la conduit (que es donde toma fuerza
y sentido): nos conduce, pero para conducirnos tenemos que ser
visibles y estar en movimiento, y en esa conducción es donde nos va
impregnando de su conducta. Conducirnos para aprender de nosotr@s,
conducirnos para evitar nuestras aristas más dolorosas al
Capitalismo, conducirnos para entretenernos, conducirnos para que
absorbamos la conducta deseable a la lógica del Poder y despertarnos
el ansia de poder (ya se plasme en la toma del poder o en el
empoderamiento o en el contrapoder).
Frente al Poder nos
decantamos por el desempoderamiento que resitua el campo de juego
social, deja el campo de batalla por el poder y se centra en la vida:
¡vamos a vivir nuestra vida colectiva ya!, sin esperar a derrotar
nada, sin esperar al mesías, sin luchar por colocarnos mejor en una
sociedad que no nos gusta. Vamos a construir nuestra vida desde ya y
cada día...
El
desempoderamiento no es más que hacer una dejación de poder (hacia
l@s de abajo y en armonía con el entorno social y natural) que
propicie una construcción colectiva. Esta dejación de poder puede
ser en cualquier esfera de la vida (en las relaciones familiares, de
amistad, de trabajo, de solidaridad....), puede ser individual (yo
como padre/madre/hij@..., yo como amig@, yo como jef@, o como
docente, o como medic@, o como funcionari@, yo como activista...),
puede ser colectiva (como la que propició el EZLN en el año 2000
cuando se convirtió en un movimiento político, o sea, haciendo
dejación del poder del ejército para propiciar que los pueblos de
Chiapas construyan colectivamente su presente y su futuro: el Mundo
Nuevo).
La nueva situación
que provoca la dejación de poder en un primer momento viene marcada
por la confusión y el caos creativo que dan lugar inmediatamente a
horizontalidades incipientes y a un proceso de invisibilización que
impide la conduit del Poder, que no encuentra un hacer que
conducir, sino un magma de sentires, pensares y haceres entretejidos
y que no parecen moverse hacia ningún sitio. Esa negación del
Progreso (del ir hacia), y esa afirmación del vivir ahora (del
estar) parecen ser barreras efectivas a la conduit que
necesita de metas, objetivos, protocolos, métodos; tanto para
aprender de lo nuestro, como para llevarnos en su dirección, como
veremos más adelante.
Estas nuevas
horizontalidades incipientes son generadoras de una nueva oleada de
culturas populares que vuelven a recuperar una cosmovisión
holística, en donde además de lo cultural se vuelve a incorporar lo
económico y lo social. En la creación de un mundo nuevo....
Una de las
características de esos nuevos mundos es su falta de
necesidad de construir un discurso global y explicativo. Ante la
pregunta: ¿cómo se ha hecho esto?, las respuestas más frecuentes
son: ¡haciéndolo! o las cosas se hacen así. Normalmente
no se trabajan sistematizaciones; seguramente no solo por falta de
tiempo, sino porque no se le encuentra sentido. Lo que si se hacen
son transferencias: recuperar aquellas partes del pasado (nuestro o
de otro colectivo) que en este momento nos pueden ayudar para algo,
ya sea para solucionar un problema parecido a uno que ya se tuvo, ya
sea para no repetir un error anterior o simplemente para aliviar un
momento de tensión o para provocar risa, o para recuperar la memoria
de alguien que ya no está.
Son movimientos
vitalistas que rompen con la tradición judeocristiana, hay una
reverencia por la vida, no se desea la muerte; que se reconfigura
dejando de estar omnipresente, para pasar a convertirse en el fin;
que no es más que la consecuencia de haber vivido... La muerte deja
de ser central, ya sea como heroísmo o fatalismo, lo heroico es
vivir (madre coraje, recuperación del espacio público,
incomprensión del ejercito y la guerrilla...).
Son movimientos que
tienden a autorregularse y a autonutrirse en todos los ámbitos de la
vida (economías populares y economías sociales y solidarias,
autoformacción, recuperación de saberes populares, madres
lactantes, monedas sociales...).
Son movimientos
donde la horizontalidad (no confundir con asamblearismo, que solo es
una herramienta para trabajar desde esa horizontalidad, se puede y se
deben usar además otras herramientas para adaptarse a la gente con
la que se trabaja) crea nuevas centralidades que abren hacia el
protagonismo de las mujeres de forma natural (sin necesidad de cuotas
ni de discriminación positiva); por el propio hecho de que la vida
cotidiana se convierte en el espacio central y esto provoca el pase
de los hombres a un segundo plano mediante un proceso de
desempoderamiento.
Son movimientos que
no tienen intención de trascender más allá de la propia vida
cotidiana. Pueden ser efímeros, para volver a reconfigurarse con
otros grupos, pueden durar toda la vida; pero la duración no es un
valor en sí mismo, el único valor es la vida y como el
movimiento nos vale para un mejor vivir, no
confundir en ningún caso con para un mayor consumo. Por ello
el empleo (volviendo a romper con la tradición judeocristiana) no es
tampoco un eje central, sino un instrumento que a veces hay que
utilizar y en otras ocasiones no nos hace falta...
En estos
movimientos La Verdad con mayúsculas no existe; lo que se valora es
decir las cosas por derecho (o sea decir tu
opinión sin usar formas sibilinas como el Poder) y tener la
vergüenza de reconocer que te has equivocado, puesto que las
equivocaciones son incorporadas al proceso de aprendizaje colectivo
con igual peso que los aciertos. Por eso tienen poco valor las
teorías generales de explicación del mundo (porque no son por
derecho: son válidas en general y para todo momento; ni tienen
vergüenza: puesto que las equivocaciones se convierten en
excepciones a la regla).
Nuestra acción no
debe centrarse en la toma del poder (ya sea de forma en que una
vanguardia promueve la insurrección, o en que una vanguardia
organiza un partido y gana las elecciones), ni en el empoderamiento
(que al fin y al cabo es una toma de poder, habitualmente en el marco
de las lógicas dominantes); sino en la autogestión colectiva de la
dejación de poder con el horizonte utópico de su disolución. La
autogestión nos cambia la mirada desde la toma del poder al poder
hacer/sentir/pensar, lo que implica saberes, habilidades y quereres.
Además, siempre hace referencia a una dimensión colectiva que parte
del flujo social, del hacer/pensar/sentir de otr@s y con otr@s.
Para ir
construyendo la autogestión colectiva de la dejación de poder (el
desempoderamiento) es necesaria en primer lugar
la resistencia (diciendo NO), tanto en el nivel de
oposición/conciencia, como en el de interacción creativa. En
segundo lugar es necesaria la ruptura que abra hacia la innovación;
que de lugar a nuevas propuestas que provoquen renunciar a la
identidad y potenciar las identificaciones (dispersando el poder). Y
en tercer lugar, cauces de participación que den forma a la
oposición/interacción/innovación que tendrán que construirse en
el proceso, fruto de las diversas acciones que se vayan realizando.
Para comprender el desempoderamiento tendríamos que visualizarlo asentado sobre ocho pilares, que tienen que guardar un equilibrio, aunque sea inestable a lo largo del proceso, aunque en cada momento puede haber predominancias, que hay que equilibrar: cuidados, libertad, construcción colectiva, confianza, interdependencia y autonomía, alegría, decrecimiento y esperanza
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