La ignorancia (iletrada y letrada) es el orden perfecto; por eso el Poder fomenta el orden, con sus leyes e instituciones.
La sabiduria (iletrada y letrada) es el caos imperfecto; por eso con el desempoderamiento se deja fluir los saberes y con ellos florecen más complejidad, más caos y más incompletitud...
Como plantea Ilya PRIGOGINE en el libro El fin de las certidumbres, la certidumbre (el orden); no sólo está en cuestión, sino que al ser una categoria, y por tanto a priori y determinista de la propia realidad, es irrelevante o inutil para ayudarnos a comprender las dinámicas del mundo:
"En el pensamiento occidental esa tensión al interior del sentido común se traduce en un problema mayor, que William James denominó «Dilema del determinismo». Dilema en que se juega nuestra relación con el mundo, y particularmente con el tiempo. ¿El futuro está dado o en perpetua construcción? ¿Acaso la creencia en nuestra libertad es una ilusión? ¿Es una verdad que nos separa del mundo? ¿Es nuestra manera de participar en la verdad del mundo? La cuestión del tiempo se sitúa en la encrucijada del problema de la existencia y el conocimiento. El tiempo es la dimensión fundamental de nuestra existencia, pero también se inserta en el centro de la física, ya que la incorporación del tiempo en el esquema conceptual de la física galileana fue el punto de partida de la ciencia occidental.
Desde luego ese punto de partida es un triunfo del pensamiento humano, pero además se sitúa en el origen del problema que trata este libro. Es sabido que Einstein aseveró a menudo que «el tiempo es una ilusión».
Y en efecto, el tiempo —tal como fuera incorporado en las leyes fundamentales de la física desde la dinámica newtoniana clásica hasta la relatividad y la física cuántica— no autoriza ninguna distinción entre pasado y futuro. Todavía hoy y para numerosos físicos la siguiente es una verdadera profesión de fe: en el nivel de la descripción fundamental de la Naturaleza no hay flecha del tiempo (...).
La cuestión del tiempo y el determinismo no se limita a las ciencias: está en el centro del pensamiento occidental desde el origen de lo que denominamos racionalidad y que situamos en la época presocrática. ¿Cómo concebir la creatividad humana o cómo pensar la ética en un mundo determinista? La interrogante traduce una tensión profunda en el seno de nuestra tradición, la que a la vez pretende promover un saber objetivo y afirmar el ideal humanista de responsabilidad y libertad. Democracia y ciencia moderna son ambas
herederas de la misma historia, pero esa historia llevaría a una contradicción si las ciencias hicieran triunfar una concepción determinista de la Naturaleza cuando la democracia encarna el ideal de sociedad libre. Considerarnos extraños a la Naturaleza involucra un dualismo ajeno a la aventura de las ciencias y a la pasión de inteligibilidad propia del mundo occidental. Según Richard Tarnas, esa pasión es «reencontrar la unidad con las raíces del propio ser».
Hoy creemos estar en un punto crucial de esa aventura, en el punto de partida de una nueva racionalidad que ya no identifica ciencia y certidumbre, probabilidad e ignorancia". Para seguir con el libro http://ilusionismosocial.org/mod/page/view.php?id=435
O como nos plantea Carlos MONSIVAIS desde otra dimensión, se está creando una nueva certidumbre, un nuevo orden, una nueva fe, la de la MAYORIA
Para seguir leyendo el libro http://ilusionismosocial.org/mod/page/view.php?id=409
Una Mayoria que se rompe desde los cultivos sociales, creando nueva complejidad, nueva incertidumbre e incompletitud..., como apunta Angel CALLE en su artículo ¿La rebelión de las hamacas? Cultivos Sociales y Democracia:
"Propongo, para buena parte de estas resistencias, una mirada que trascienda las dicotomías clásicas de público/privado, político/cultural, protesta/socialización, sujetos/espacios, proceso/proyecto, subsistencia/expresión/afecto, instituciones/interacciones, sociedades/vida. Propongo un nombre: cultivos sociales. Los cultivos sociales serían redes que se orientan, explícita y fundamentalmente, a la generación de espacios y relaciones con los que satisfacer, lo más directamente posible, un conjunto de necesidades básicas. Los cultivos sociales son micro-sociedades, embriones de nuevas formas de vida.
(...) lo que diferencia los cultivos sociales de otros conjuntos de interacciones sociales, es su afán explícito y consciente de explorar y proponer otros mundos. Los seres humanos reconstruimos la base de nuestras relaciones continuamente: en cada interacción, recreamos nuestros imaginarios y nuestras prácticas (conscientes e inconscientes) tan sólo por el mero hecho de reforzar, obviar o modificar los usos que hacemos del lenguaje, de las instituciones públicas, de ciertos hábitos, de la gestión de nuestras emociones o de nuestra imbricación al planeta Tierra. Nacemos “en medio”, navegamos en ese “en medio” y desde aquí vamos construyendo otros “en medios” para los demás. Los cultivos sociales quieren reapropiarse de su “en medio”, elaborando satisfactores (herramientas hechas de valores, prácticas, normas, espacios) para un amplio conjunto de necesidades básicas. Quieren y lo buscan. Quieren y se replantean los satisfactores habituales del actual orden social. No son, en este sentido, meros grupos de presión insertos en la arquitectura institucional y social que sustenta la mundialización capitalista. Es más, su celo por la construcción de satisfactores “desde abajo” puede desembocar en actitudes colectivas de desafío para con las elites, es decir, en movimientos sociales (...).
Los cultivos sociales labran y proponen otras “gramáticas de la democracia” desde su quehacer cotidiano, al margen en muchos casos de los focos mediáticos e incluso del poder".
Para dar un giro más a la espiral os dejamos nuestro audio Desempoderamiento, libertad y dignidad http://ilusionismosocial.org/mod/resource/view.php?id=484
La sabiduria (iletrada y letrada) es el caos imperfecto; por eso con el desempoderamiento se deja fluir los saberes y con ellos florecen más complejidad, más caos y más incompletitud...
Como plantea Ilya PRIGOGINE en el libro El fin de las certidumbres, la certidumbre (el orden); no sólo está en cuestión, sino que al ser una categoria, y por tanto a priori y determinista de la propia realidad, es irrelevante o inutil para ayudarnos a comprender las dinámicas del mundo:
"En el pensamiento occidental esa tensión al interior del sentido común se traduce en un problema mayor, que William James denominó «Dilema del determinismo». Dilema en que se juega nuestra relación con el mundo, y particularmente con el tiempo. ¿El futuro está dado o en perpetua construcción? ¿Acaso la creencia en nuestra libertad es una ilusión? ¿Es una verdad que nos separa del mundo? ¿Es nuestra manera de participar en la verdad del mundo? La cuestión del tiempo se sitúa en la encrucijada del problema de la existencia y el conocimiento. El tiempo es la dimensión fundamental de nuestra existencia, pero también se inserta en el centro de la física, ya que la incorporación del tiempo en el esquema conceptual de la física galileana fue el punto de partida de la ciencia occidental.
Desde luego ese punto de partida es un triunfo del pensamiento humano, pero además se sitúa en el origen del problema que trata este libro. Es sabido que Einstein aseveró a menudo que «el tiempo es una ilusión».
Y en efecto, el tiempo —tal como fuera incorporado en las leyes fundamentales de la física desde la dinámica newtoniana clásica hasta la relatividad y la física cuántica— no autoriza ninguna distinción entre pasado y futuro. Todavía hoy y para numerosos físicos la siguiente es una verdadera profesión de fe: en el nivel de la descripción fundamental de la Naturaleza no hay flecha del tiempo (...).
La cuestión del tiempo y el determinismo no se limita a las ciencias: está en el centro del pensamiento occidental desde el origen de lo que denominamos racionalidad y que situamos en la época presocrática. ¿Cómo concebir la creatividad humana o cómo pensar la ética en un mundo determinista? La interrogante traduce una tensión profunda en el seno de nuestra tradición, la que a la vez pretende promover un saber objetivo y afirmar el ideal humanista de responsabilidad y libertad. Democracia y ciencia moderna son ambas
herederas de la misma historia, pero esa historia llevaría a una contradicción si las ciencias hicieran triunfar una concepción determinista de la Naturaleza cuando la democracia encarna el ideal de sociedad libre. Considerarnos extraños a la Naturaleza involucra un dualismo ajeno a la aventura de las ciencias y a la pasión de inteligibilidad propia del mundo occidental. Según Richard Tarnas, esa pasión es «reencontrar la unidad con las raíces del propio ser».
Hoy creemos estar en un punto crucial de esa aventura, en el punto de partida de una nueva racionalidad que ya no identifica ciencia y certidumbre, probabilidad e ignorancia". Para seguir con el libro http://ilusionismosocial.org/mod/page/view.php?id=435
O como nos plantea Carlos MONSIVAIS desde otra dimensión, se está creando una nueva certidumbre, un nuevo orden, una nueva fe, la de la MAYORIA
Para seguir leyendo el libro http://ilusionismosocial.org/mod/page/view.php?id=409
Una Mayoria que se rompe desde los cultivos sociales, creando nueva complejidad, nueva incertidumbre e incompletitud..., como apunta Angel CALLE en su artículo ¿La rebelión de las hamacas? Cultivos Sociales y Democracia:
"Propongo, para buena parte de estas resistencias, una mirada que trascienda las dicotomías clásicas de público/privado, político/cultural, protesta/socialización, sujetos/espacios, proceso/proyecto, subsistencia/expresión/afecto, instituciones/interacciones, sociedades/vida. Propongo un nombre: cultivos sociales. Los cultivos sociales serían redes que se orientan, explícita y fundamentalmente, a la generación de espacios y relaciones con los que satisfacer, lo más directamente posible, un conjunto de necesidades básicas. Los cultivos sociales son micro-sociedades, embriones de nuevas formas de vida.
(...) lo que diferencia los cultivos sociales de otros conjuntos de interacciones sociales, es su afán explícito y consciente de explorar y proponer otros mundos. Los seres humanos reconstruimos la base de nuestras relaciones continuamente: en cada interacción, recreamos nuestros imaginarios y nuestras prácticas (conscientes e inconscientes) tan sólo por el mero hecho de reforzar, obviar o modificar los usos que hacemos del lenguaje, de las instituciones públicas, de ciertos hábitos, de la gestión de nuestras emociones o de nuestra imbricación al planeta Tierra. Nacemos “en medio”, navegamos en ese “en medio” y desde aquí vamos construyendo otros “en medios” para los demás. Los cultivos sociales quieren reapropiarse de su “en medio”, elaborando satisfactores (herramientas hechas de valores, prácticas, normas, espacios) para un amplio conjunto de necesidades básicas. Quieren y lo buscan. Quieren y se replantean los satisfactores habituales del actual orden social. No son, en este sentido, meros grupos de presión insertos en la arquitectura institucional y social que sustenta la mundialización capitalista. Es más, su celo por la construcción de satisfactores “desde abajo” puede desembocar en actitudes colectivas de desafío para con las elites, es decir, en movimientos sociales (...).
Los cultivos sociales labran y proponen otras “gramáticas de la democracia” desde su quehacer cotidiano, al margen en muchos casos de los focos mediáticos e incluso del poder".
Para dar un giro más a la espiral os dejamos nuestro audio Desempoderamiento, libertad y dignidad http://ilusionismosocial.org/mod/resource/view.php?id=484
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